Las casas viejas siempre están llenas de historias y esta habla sobre una de ellas. Sucedió hace mucho tiempo y llego a mi por medio de un familiar conocido.
Tres mujeres vivían en aquella casa. Una madre con sus hijas. Y tenían una empleada de color que tenia algún tiempo trabajando para ellas.
La casa era grande con sus cuartos, sala, comedor, cocina y un largo pasillo sin iluminación que atravesaba los cuartos y daba a un cuarto en particular que por motivos desconocidos nadie se atrevía a visitar. Quizás por temor a que una rata o algún bicho les brinque encima a las mujeres. Había noches en que al salir del cuarto para ir al baño, se escuchaban ruidos provenientes de ese cuarto. Siempre sentían un escalofrío cada vez que se aproximaban a la habitación y querían abrir la puerta. Era lógico, pues la mayoría de las mujeres le temen a los ratones y el solo hecho de pensar en una mordida o que una salte encima, asusta.
Bueno pues sucede que un día esperaban visitas en la casa y se pasaron el día arreglando todo para recibir a las personas. Ya era casi de noche, como eran 4 quienes vivían en la casa necesitaban 3 sillas mas para el comedor y todo se complico pues no sabían como hacer para solucionarlo. Fue entonces cuando la madre de las mujeres recordó que su padre tenia sillas de mas cuando llegaron por primera vez a la casa, las mismas que al estar de mas en la sala fueron llevadas al cuarto del fondo y olvidadas hasta ese día.
Al decir esto todas se miraron entre si, terminado las miradas sobre la criada que seriamente escuchaba: Ve al cuarto del fondo, busca las tres sillas y tráelas para acá para limpiarlas y colocarlas en la mesa.
La criada miro hacia el fondo y muy despacio se dirigió por el oscuro pasillo mientras las otras mujeres seguían con los arreglos.
La muchacha era joven y si bien no le temía a las ratas o a los bichos si sentía un fuerte temor a las cosas sobrenaturales. Puso la mano en la chapa y le dio vueltas hasta que cedió. La empujo y esta hizo el típico rechinar de las puertas de las casas viejas. Había silencio, Había una pequeña ventanilla sucia por la que entraba algo de luz de la farola del patio. Se podía ver las formas de cajas apiladas, cosas cubiertas por sabanas, pero su objetivo era encontrar algún interruptor que le permita prender la luz. Desde la sala la señora de la casa le aviso que detrás de la puerta estaba el interruptor de la luz. Entonces debido a la abundancia de objetos ella tuvo que cerrar la puerta para llegar al interruptor. Fue entonces cuando escucho que algo cayo desde las cajas e inmediatamente se dio la vuelta para tratar de ver que era. Algo definitivamente se movía entre las cajas del cuarto. Temblorosa y sin voz que pudiera salir de su boca trataba con la mano izquierda de buscar en la pared el interruptor el cual parecía no existir. Escucho un jadeo desde el piso que le heló la sangre.
Las mujeres que estaban en la sala terminaban de arreglar cuando a precipitada carrera y tumbando el florero de la sala, la criada caía al piso entre convulsiones y sonidos como queriendo gritar y salir por la puerta a la calle. La señora le dijo a una de sus hijas que trajeran agua la que lanzaron sobre ella para que se calmara ya que pensaron en algún tipo de ataque corporal. La criada con todas sus fuerzas a pesar de que las tres mujeres la agarraban logro salir hacia la calle y quedarse con ojos desorbitados observando y señalando hacia la casa mientras pronunciaba cosas sin sentido. Un ambiente pesado se sintió en ese momento. La señora abrazo a la muchacha quien se aferraba a ella llorando y temblando. Las otras mujeres le preguntaban: Que paso? -insistentemente.
Fue después de un par de horas en que logro tranquilizarse y pudo contarles lo sucedido.
Les conto todo hasta que escucho ese jadeo escalofriante y ella moviendo su cabeza hacia abajo para ver de donde procedia ese sonido, escucho como palmazos en el suelo y como si algo se arrastrara. El horror la paralizo al darse cuenta que ese "algo" era como el medio cuerpo de una persona que se arrastraba hacia ella en el piso, no le pudo ver la cara pero juraria que traia una enorme boca abierta. A punto de desmayarse e intentando un ultimo esfuerzo agarro, la chapa, la giro, abrio la puerta y cuando iba a salir corriendo, sintio una mano delgada y helada que la agarro del tobillo y fue cuando creyo morir por lo que huyo a toda carrera por el largo pasillo escuchando como esa cosa la seguia tambien por el pasillo arrastrandose.
La señora miro a sus hijas y miro a la criada que con los ojos cada vez mas abiertos señalaba a la casa pronunciando:
No hay comentarios:
Publicar un comentario