jueves, 22 de enero de 2015

La Loca del Pueblo

Yo vivía en un pueblo por la frontera de Perú con mis hermanos y mis padres.
Un pueblo tranquilo donde un sin numero de muchachos nos reuníamos a jugar en el parque y todos los habitantes eran amables y amigables.
No había cosa que sucediera en el pueblo que quedara oculta, ya que todos inmediatamente se enteraban.
Como todo pueblo estaban los típicos borrachitos, el viejo amargado, la niña bonita, el malo, el valiente, el chistoso, los policías, las vecinas y un sin numero de personajes que hacen que un pueblo sea tal.
Entre los personajes había uno que siempre me dejaba una sensación de miedo en mi ser……. era La Loca Pucha. Siempre andaba andrajosa vestida, sucia y despeinada. Con una tos maléfica que nunca se le curaba. Sin zapatos. Flaca hasta los huesos y un par de ojos saltones que brillaban en lo oscuro de su rostro.
recuerdo la vez que cuando jugábamos a las escondidas yo decidí esconderme en una casa que estaba en construcción. Jadeando por haber corrido muy rápido estaba oculto en un cuarto lleno de ladrillos atento a quien pasaba para no ser descubierto.
Un frío me recorrió la espalda. Algo se movió atrás de mi. Pensé que ya me habían encontrado y me di la vuelta de inmediato. y ahí parada con los brazos abiertos hacia arriba estaba la Pucha con la boca abierta lanzando una exhalación horrible que aún resuena en mis recuerdos. Pegue un grito y salí a toda carrera donde jugaban los muchachos. Te vi! Me dijo el chico que buscaba y me vio pálido y tembloroso a lo que me pregunto que me pasaba. le dije: La loca me asusto! y los otros chicos que ya habían sido encontrados se empezaron a reír. Trate de disimular sonriendo también, para olvidar lo sucedido, pero algo en mi temblaba aun de terror. esa noche no pude dormir. Cerraba los ojos y en mi mente veía a la Pucha con la boca abierta.
Con el tiempo lo olvide. Nunca más me volví a esconder en las casas abandonadas o en lugares donde sabia que la loca podía estar. A veces estaba almorzando en casa y a lo lejos la veía caminar por las calles. Cuando veía esa forma oscura y delgada mi cuerpo se estremecía, y si a alguien se le ocurría tocarme mientras estaba en ese estado inmóvil de pánico, saltaba y gritaba.
Por las noches después determinar de jugar con los chicos en el parque, siempre me tocaba pasar por una calle donde las luminarias nunca funcionaban. Era un tramo muy oscuro como de una cuadra. Por lo general siempre pasaba corriendo sin mirar atrás pensando que cualquier cosa, incluso la Pucha podía estar escondida ahí, y entraba directo a mi casa y me quedaba a lado de mis padres hasta que el sueño me vencía.
Cierta vez antes de cruzar el callejón pensé para mi que ya era un chico grande y podía enfrentar la oscuridad. Mi mente siempre fabricaba sombras que se movían en lo negro de esa calle. A pesar de eso me arme de valor y camine lentamente tratando de no pensar nada. Mirando nada mas que el final de la calle. Donde la luz iluminaba ya. camine y camine y la calle parecía haberse hecho mas larga. De pronto a mi lado derecho escuche el inconfundible tosido de la Pucha. -Corrrrjjj.......Corrrrrjjj. 
Mi cuerpo se estremeció y sin pensarlo dos veces empece a correr para en cinco pasos tropezar con una piedra, la que pise de una manera que mi tobillo se doblo y me mando al suelo de dolor. Era horrible. El dolor mas fuerte que había sentido en mi vida. Gemía de dolor y de pronto.......silencio. -Corrrj, Corrrrj, Corrrrjjjjjj......   El sonido de esa tos se me acercaba cada vez mas y trate de pararme para salir corriendo al menos en un pie. Pero volví a caer. Pise con mi tobillo doblado y el dolor fue peor. Trate de gritar pero la voz no me salia. El dolor. La loca acercándose. El sonido de su tos seca. El corazón explotando en mi pecho. Con mis brazos y mi pierna buena me hice camino rápidamente hacia la calle iluminada pero estaba lejos, muy lejos. Mi horror se convirtió en algo inexpresable cuando sentí algo caer sobre mis piernas. Y manos ásperas con uñas que me herían la piel. Mi voz no funcionaba. Solo balbuceaba como enfermo y me convulsionaba tratando de soltarme. Fue cuando sentí su boca en el muslo de mi pierna derecha. Estaba tratando de morderme pero no tenia dientes. Fue el infierno para mi. No se como me afloje. Me puse en pie y al borde del desmayo corrí y corrí frenético hacia mi casa. Entre y mis padres estaban ahí parados, recuerdo que se me pusieron borrosos los ojos y me vi caer.
No se cuantos días pasaron. Mi padre me dijo que una semana. Pero parecía que era mucho mas tiempo. Me sentía tranquilo. Me dijeron que me habían puesto un sedante ya que tenia pesadillas y me ponía a gritar: La Pucha. La Pucha!!. Tenia un yeso en mi pie izquierdo. Me había fracturado el tobillo. Mis padres me preguntaron que me había pasado y les narre la historia tal como fue. Cuando termine mis padres se miraron serios y me dijeron:
"Hijo es imposible que haya sido la Pucha. Ella tiene tres meses que falleció de tuberculosis. La encontraron muerta entre unos cartones a lado del rio."